El formulario de donación raramente consigue que la acción de donar sea simple y comoda, de hecho casi nunca…

Normalmente, es una carrera de obstáculos que el donante tiene que afrontar si quiere terminar su gesto de apoyo concreto hacia nuestra causa. En muchos casos es dificil entender el por qué de este problema.

Se le puede llamar sindrome de ansiedad del dato. Cuando planteamos un formulario de donación, tenemos en cuenta que delante está una persona y por lo tanto tenemos la oportunidad de pedirle mucha información y en este momento la donación pasa a segundo plano.

Preparamos una lista de los campos a rellenar, todos los que consideramos útiles para la relación posterior a la donación, sin preguntarnos si llegaremos a tener o menos la donación.

La recogida del dato se pone por encima de la donación y el resultado es que nos quedamos sin una, ni la la otra. 

Los campos obligatorios, otra caractéristica siempre presente. ¿Qué sentido tiene poner un campo obligatorio si luego no controlamos qué se escribe ahí o no somos capaces de hacerlo? Por ejemplo, el campo para el número de telefono, que permite insertar cualquier secuencia de números y letras.

Seguramente, es más funcional explicar al donante, después de que haya donado, cuan importante es crear una relación sinérgica e involucrarlo en nuestra misión y que, para hacer esto, se necesitan una serie de datos personales.

Cuidado con las redundancias inútiles de los datos que se piden, datos que se podrían obtener de manera automática de otras respuestas. Estas redundancias hacen perder la paciencia a muchas personas.

Hay que tener claro que cada dato que se pide es una molestia en la acción de donar.

En la red hay un video realizado por Google para publicizar el uso de Analytics en el comercio electrónico, es un ejemplo perfecto para ilustrar la experiencia que normalmente tiene que vivir un donante en su práctica de donación.

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El protagonista se va al supermercado para comprar pan, mira en los estantes, elige y va a pagar, cuando el cajero le asalta con una serie infinita de preguntas…el usuario, la contraseña y por qué no, como no queremos que falte nada, incluso la lectura del código Captcha (para controlar que sea una persona y no un robot quién está comprando). El resultado final es que el cliente pierde la paciencia y se va. El cajero, sin perder la calma, le saluda con un «Gracias y vuelva a visitarnos pronto».

Parece una paradoja pero, una vez visto el video, intentad pensar cuánto se aleja vuestro formulario de donación del comportamiento de ese cajero. Pensad entonces por qué insertáis una página de donaciones dejando de lado la respuesta obvia «para recibir donaciones», porque si es así os estaís equivocando.

En nuestros próximos artículos vamos a analizar algunos de los errores más comunes que se suelen cometer a la hora de estructurar nuestra página de donaciones.

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